La paz, las paces

Esta reflexión la escribí e ilustré el año pasado para Boreal, a propósito de tanto bla, bla, bla que escuchaba y leía con respecto a la paz y que, en algún momento, llegó a perder todo sentido y a convertirse en un ruido de fondo dejándome eso sí, con muchas preguntas. Hoy la recupero con pretexto del Día internacional de la paz que, según me recuerda La Calendaria, se celebra el día de hoy.


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Últimamente no me gusta hablar de paz como si fuera “la paz”. Me parece un concepto ya demasiado magullado y acomodaticio, ya no me dice mucho.

No quiero decir que sea pro-guerra, porque no es así pero… ¿Paz?

Paz, así, esas tres letras solas… No sé. Ya no sé qué significan y sospecho que cada quien las significa como mejor le conviene. Especialmente cuando hay brotes de violencia asesina, todo el mundo habla de construir la paz y yo solamente atino a pensar: Mmmm… ¿cuál paz?

¿Quiere la misma paz la vaca sacrificada para su consumo y el/la activista por los derechos humanos que se la come?

¿Buscan la misma paz el niño explotado en la plantación de cacao y el que se los come en navidades mientras canta “Noche de paz”?

¿Anhelan la misma paz la niña que fabrica la ropa de las muñecas y la niña que juega con éstas?

¿Desean la misma paz la mujer violentada en el transporte público (pero no tiene otro remedio que usarlo) que la mujer que toda la vida viajó en auto propio?

¿Busca la misma paz la persona que ha sido abusada por las personas que deberían haber sido su referencia de seguridad y respeto, que la mujer que creció en un ambiente familiar saludable y seguro?

¿Quiere la misma paz el león de vitalidad apagada a fuerza de ser prisionero, que lxs pacifistas que llevan a sus hijxs al zoológico los domingos?

¿Quieren la misma paz las mujeres que ganan 31€ al mes por extensas jornadas de trabajo, en Bangladesh, fabricando ropa, que las que la compran para estrenar en sus fiestas decembrinas?

¿Buscan la misma paz lxs personas homosexuales y transgénero, que lxs que encajan en la heteronorma?

¿Quiere la misma paz el ejecutivo-blanco-europeo-heterosexual que el campesino-anciano-analfabeta-“tercermundista”?

Y, ¿quiere la misma paz la profesora rural que se establece en el poblado lejano para enseñar a leer, que la académica de universidad privada con investigación financiada?

¿Busca la misma paz el señor senador que el vecino líder de la cooperativa de campesinos?

¿Es la misma paz la que quisiera la niña violada, que la que busca su violador en el silencio cómplice y la impunidad de su acción?

¿Necesitan la misma paz las personas explotadas en las plantaciones de té, que las señoras ricachonas que se lo beben en los eventos de recaudación de fondos para obras benéficas?

Todxs queremos construir “la paz”.

¿Pero al final, cuál es la paz que buscamos?

¿La que tranquiliza la consciencia de algunxs?

¿La que requiere justicia para todxs?

¿La que otorga premios Nobel a lxs fabricantes de guerras?

¿La que consiguen los pueblos a través de las armas?

¿La paz que da la inconsciencia, el cerrar los ojos?

¿Cuál paz?

¿La mía? ¿La tuya? ¿La suya? ¿La de quién?

¿Cuál de todas?

Ana Matricia.

Publicado por Ana

Mujer, hija, esposa, madre, hermana, madrina, sobrina, amiga, aprendiz, caminante. Me encanta dibujar, cocinar, danzar, viajar, leer, cantar. Estreno ahora mi nueva faceta de bloggera con fines terapéuticos.

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