Un aporte fabuloso de la Calendaria a mi día a día, ha sido la oportunidad de mantener diálogos como este con mi hija de 4 años. La conversación surgió a partir de la ilustración del mes de septiembre, obra de Augusto Metztli y es solamente un ejemplo de tantas otras que ha propiciado:

Septiembre en La Calendaria 2015
Ella: ¿Por qué has puesto a esa mujer menstruando en una taza?
Yo: Está menstruando en una regadera y esa regadera está regando una planta.
Ella: ¿Por qué está regando la planta?
Yo: Porque la sangre de menstruación es puuura vitamina para la planta. ¡Pura vitamina!
Ella (disgustada): ¿Por qué yo no tengo sangre de menstruación!? ¡No es justo!
Esa es una de las finalidades que consigue la Calendaria: Visibilizar a las mujeres, a nuestros cuerpos, a nuestros procesos y nuestra íntima relación con la Madre Naturaleza.
Esta peque de 4 años ya sabe que la menstruación existe y se nombra con la misma naturalidad que beber agua o hacer castillos de arena. Ella espera su sangre de vida, como también la llamamos, y sabe que es algo que también se disfruta, se convierte en arte y ocupa un lugar en nuestras vidas y nuestro espacio de diversas maneras.
En la pared de la Calendaria, en el salón de casa, cuerpos de mujer, mestruaciones y vulvas-flor nos recuerdan cada día que somos las dueñas de nuestros cuerpos, que somos prefectas tal cual somos, que somos cíclicas, únicas y que, encontrando-nos, podemos mantener viva y fuerte nuestra conexión con la Pachamama y la magia infinita de la naturaleza.
Para apoyarnos en la tarea de visibilizar y re-asumir la magia y el poder que hay en nuestros cuerpos y procesos naturales, la Calendaria es una valiosa herramienta, asegúrate de conseguir la tuya en este enlace y ayúdanos a mejorar el mundo, un pequeño acto a la vez.
Ana Matricia