Me encanta la idea del micromecenazgo o crowdfunding, así que, cuando encuentro proyectos con los que de alguna manera me siento identificada, suelo apoyarlos si está dentro de mis posibilidades.
El año pasado me topé con un proyecto que, de entrada, me pareció interesante. Más tarde, sin embargo, cayó de mi gracia por su tinte machista (involuntario, quiero creer, aunque nunca se sabe) y he aquí el por qué: El proyecto se llamó Ars Universalis y, según la descripción de lxs creadorxs, incluida en la página del crowdfunding, «Ars Universalis es un divertido juego de mesa para toda la familia en el cual nos metemos en el papel de los grandes artistas y pensadores de la Historia, desde la Edad Media hasta el presente.» Y sí, fue que sí, que se metían en el papel de lOs artistas y lOs pensadores. LOS, con O. Porque, al parecer, lAs artistas y lAs pensadoras desde la Edad Media hasta el presente, no existen para estas personas.
Lo que fue más revelador para mí y por supuesto determinante para no apoyar su proyecto, fue leer la respuesta de una de las preguntas dirigidas al equipo creador del proyecto que reproduzco textualmente, aunque puede mirarse directamente en la página citada:
Pregunta.
«Hola, tiene muy buena pinta. Enhorabuena por el trabajo. La pregunta: entre los 60 personajes iniciales, ¿no hay ninguna mujer? Las tres cartas extra en caso de llegar a 7000€ parece que saben a muy poco :-(«
Respuesta:
«¡Hola! Muchas gracias. Sí, actualmente hay una mujer entre los personajes, Kassia. Además del Pack de Mujeres, si llegamos a desbloquearlo, en el pack exclusivo de Verkami habrá la opción de elegir artistas y científicas como personajes a añadir.
Cuando estuvimos desarrollando el juego, tristemente, los primeros nombres que salen entre el arte y las ciencias son masculinos. Obviamente, nos gustaría contar con más mujeres y darles el papel que les corresponde en el desarrollo de las artes y las ciencias, de ahí que nuestro primer pack sea el de mujeres y que, entre todos los mecenas, podáis elegir también mujeres para añadir al juego base.»
Menuda respuesta, no hay por dónde defenderla ¡si es que parece una radiografía de la sociedad machista, patriarcal misógina en la que vivimos! ¡Es un resumen perfecto de los vicios patriarcales a la hora de contar la Historia!
¿Qué es lo que yo veo? Una respuesta estandarizada, políticamente correcta, descomunalmente irresponsable y machista a una magnífica pregunta: ¿Dónde están las mujeres?
Emmmmh, no sabemos muy bien, deben estar por alguna parte pero nos dio mucha pereza, miedo (o lo que sea) sacarlas de sus escondrijos para darles su tan merecido lugar (discurso político), así que mejor optamos (tristemente) por incluir en nuestro juego a los mismos de siempre, los que están a la vista, los que acaparan las estanterías de la historia, ¿para qué íbamos a esforzarnos?
Igual hubiese pasado inadvertido el detalle si no hubieses colado tu pregunta.
Igual las mujeres se hubiesen conformado con el 1.6% de reconocimiento (por no dejar) y hasta habrían dado las gracias, ¿no?
Igual las mujeres pasan la cuota extra (¡tan simbólica!) que hay que pagar para alcanzar a aparecer en la jugada (nunca mejor dicho), y gozar del flamante 6.6% de escenario, ¿no?
A mí esta respuesta me causó horror y espanto, saltaron todas las alarmas de machismo, de todo lo que deseo mantener a la mayor distancia posible de mi vida y la de mis hijxs, que para algo soy responsable de su educación. ¿Crees que yo iba a acercar a mis hijxs un juego en el que el papel protagónico lo llevan 1.6% las mujeres y el resto los con-falo? ¡Ni en una broma macrabra!
Así están las cosas y así es de cómoda la actitud de algunxs ante ellas. Parece ser que para ciertas personas siguen siendo una mejor opción hacer «lo de siempre», antes que esforzarse un poco y poner las cosas en el sitio que les corresponde. ¿Y así nos preguntamos por qué tenemos el mundo como lo tenemos? Oportunidad valiosísima para cambiar la percepción del mundo de las artes y el pensamiento universal, tirada a la basura por este equipo.
Por suerte, hay gente que cree en la justicia y no teme trabajar por ella, ni antepone su pereza o comodidad a la búsqueda del equilibrio perdido; cuando encuentro gente comprometida, que mueve lo que haya que mover para mostrar la realidad no-oficial, no-estandarizada, es un gustazo apoyar sus proyectos, como Women in science, del que próximamente contaré un poco más.
Ana Matrica